miércoles, 1 de febrero de 2012

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El Gato y el Tiburón.

Frente a situaciones extremas, ¿Cómo actuar?, siempre nos convencemos a nosotros mismos de que somos personas seguras, capaces de enfrentar adversidades, pero en realidad ¿estamos preparados para lo peor?, yo soy un convencido que las personas se vuelven totalmente impredecibles a la hora de los “bifes”, tanto es así, que el mas macho queda tildado, y muchas veces la marica más grande hace el acto heroico. Es así, somos raros por naturaleza intrínseca, por esta razón desde aquella vez pensé-Debo prepararme para las contingencias-, lo que viví aquella vez me dejo tan pasmado y horrorizado que aun hoy sigo deambulando por las noches, con el insomnio de testigo, reviviendo aquella horrorosa visión que tuve hace ya algún tiempo, sin dudas mi mente jamás podrá afrontar las perturbadoras imágenes de aquella fatídica noche en que….
Mejor empiezo desde el comienzo, para contextualizar un poco, un grupo de mis mejores amigos vivían a unas pocas cuadras de mi departamento, la verdad es que ambas dependencias parecían unidas de alguna forma, ya que se me hace difuso recordar exactamente que se hacía en una y que se hacía en otra.
Dentro de mí grupo de amigos se encuentra una persona a la que solo llamaremos “Gato”, la verdad la historia del sobrenombre no la sé o no la recuerdo, de todas maneras es nimio en esta historia. EL muchacho era lo que se podría denominar un galán del mundo de los insectos, para ser más claro era el que le gustaba conquistar bichos, yo diría que los coleccionaba.
Era el cuerpo de paz de la hora fatal de los boliches, esa hora en que las más feas quedan solas y comienzan a deprimirse, entonces el aparecía y con sonrisas condescendientes y miradas caritativas, renovaba las expectativas de aquellas señoritas que Dios no había agraciado con el don de la figura, que distando mucho de ser malos partidos, por que como todos saben mientras más fea, mas buena, no podían encontrar lo que hoy en día llamarían el “touch and go”, que todos, lindos y feos hemos buscado alguna vez.
Gato poseía una verdad trascendental, que muchos otros se negaban a ver, la conquista fácil, no dejaba de ser una conquista al fin.
Y así fue que una noche de recorrido, mi amigo Gato encontró un magnifico ejemplar de la fauna de aquella alegre ciudad.
Un ser algo difícil de ver de cerca, no por pequeño, no por traslucido, más bien por “fiero”, y para todo aquel que no entienda la connotación de fiero nos referimos a algo despampanantemente horrible.
La muchacha era por demás dulce, debo decir que si no fuera por lo fea que era, cualquier hombre la hubiese desposado al instante, pero esas amargas trabas del destino habían querido que aquella dulce muchacha se pareciese mas a un habitante marino, que a un aunque sea anfibio común. Algunos la comparaban con un bagre, otros disentían, pero con el correr del tiempo hemos acordado llamarla el “Tiburón”.
Por desquiciado que parezca la conquista de Gatito no fue de una sola noche, el muchacho había disfrutado la compañía de aquel raro espécimen, y pensaba repetir el encuentro, pero de mas esta aclarar que Gato no era ningún tarado, el sabia que estos menesteres solo podían tener lugar a altas horas de la noche en lugares non santos, acompañados de luces tenues y pesadas como por ejemplo algunos neones de bares pecaminosos.
Así fue que una noche el muchacho abandono la reunión con sus cuasi hermanos de vida que venimos a ser nosotros, encaro para el baño, asicalose bien como solo un gato puede hacerlo, te diría que se bañaba lamiéndose pero mentiría, ya que no creo que pudiese llegar a todos sitios con su lengua, si no, no necesitaría al Tiburón, es claro eso.
Y con un gesto despreocupado cruzo el largo pasillo de la casa dejando una estela de dudoso perfume, antes de salir, un grito lo detuvo-¿Dónde VAS GATURRO?- resonó en el pasillo-A DAR UNA VUELTA NOMAS-, y salió sin mediar otra palabra.
La incertidumbre comenzó a perseguirnos, y ¿Dónde va el Gato a esta hora?, lo seguimos?, nooo pobre que haga su vida, ¿Qué vida?, déjate de joder y anda a cambiarte que salimos, se sintió.
Volví a mi madriguera y de camino vi la figura de Gato en un bar que quedaba camino entre los dos cubiles. Me bañe rápidamente, me vestí aun mas rápido, y utilizando un recurso la verdad horrible de la modernidad, envié un SMS a mis amigos en la casa, ya sabíamos donde estaba. Nos reunimos en la puerta del bar, y como un grupo de rescate entramos sin pedir permiso. A lo lejos comenzamos a divisar dos figuras amorfas entrelazándose extrañamente, al acercarnos, el Horror,  y es aquí donde mi historia se vuelve seria, no solo nosotros recibimos el impacto, si no que Gatito sintiéndose en descubierto hace una fatal pausa en el proceso respiratorio excelentemente aceitado que debía llevar entre nariz y boca, y la pequeña Tiburón ejecuta una magistral llave de gónadas con su rodilla contra los testículos de aquel desafortunado muchacho, obligándolo a abrir la boca por completo, gesto que estimula la succión del Condrictios (léase animal marino perteneciente al reino de los peces con increíble poder de succión), la cual “Tapona” la boca de mi amigo y comienza a querer extraer su hígado por su boca. La cara de Gato comenzó a ponerse pálida, sus ojos se desorbitaron, el color se torno azulado, los pequeños capilares de sus ojos comenzaron a hincharse, fue ahí en que sentí el espanto, quede detenido sin poder hacer nada para salvar a un amigo que sin duda estaba muriendo en manos de un depredador sanguinario…… y allí apareció la vos salvadora de una amiga, si señores, todos los hombres fornidos que integraban el grupo habían quedado estupefactos ante aquel ataque voraz, y solo la vos de una pequeña mujer de baja estatura salvose al felino. PARA LOCA QUE LO ESTAS AHOGANDO!!!!, en ese momento el Tiburón cedió, y Gato callo tendido en el piso, con una aureola roja sobre sus labios no producto del labial de la fémina, si no a la explosión de los vasos sanguíneos de la región debido a la excesiva presión, con sus pelotas hinchadas por el terrible embate de unas rodillas asesinas, el gato yacía en el suelo, débil pero VIVO.

Es así mis amigos que tengan siempre presente, que hasta los más fuertes, frente a los horrores que esta vida puede presentar, somos débiles.

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