sábado, 4 de febrero de 2012

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Las increíbles aventuras de Cosa1 y Cosa2:

Los lazos que se generan entre persona y persona, son ante todo únicos, cada quien encuentra en esta vida personas con las que parece vincularse mas allá de lo aparente, algunas personas desarrollan lazos tan fuertes entre sí que el tiempo y los avatares de la vida no logran resquebrajarlos, hasta se fortalecen con el pasar de los años, como un buen vino, el tiempo les da cuerpo y redondea la relación.
Cosa1 y Cosa2 son de esos casos en que las almas hacen comunión, realmente parecen hermanos, aunque el destino no quiso que compartiesen sangre, ellos son gemelos de espíritu, tanto es así que en ciertas ocasiones uno comía, y el otro se tiraba los pedos.
La vida los había reunido como compañeros, Vivian juntos en una casa, en la compañía de otras personas, pero entre ellos dos las cosas eran diferentes. No quiero que se mal entienda, no tenían lazos homosexuales, o por lo menos nunca nos enteramos, eran hermanos de cagadas, toda macana que se fuera a efectuar la empezaba uno y la terminaba el otro, pero sin siquiera necesitar mediar palabra alguna, poseían una conexión psíquica entre los dos, que increíblemente el alcohol parecía potenciar, cuando estos dos individuos se agarraban una buena curda, sus mentes se fusionaban, al punto de ser ya exasperantes.
Estos dos energúmenos gustaban de por ejemplo encarar a la misma chica, al mismo tiempo, denigrándose uno al otro, les explico con un ejemplo:
-          Cosa1: No le vas a dar bola al negro sucio este, mira lo que es.(ubicado del lado derecho de la señorita)
-          Cosa2: YO negro sucio, mira la piltrafa asquerosa que es este, a este no le podes dar pelota.(ubicado del lado izquierdo de la señorita)
Así continuaban ambos ebrios, hasta que la rutina terminaba con los pantalones bajos de ambos haciendo un bailecito extraño, y riéndose, abrasados. Luego a dormir, ya que ninguno lograba nunca llevarse a la señorita, que terminaba pensando que todo lo que había visto fue solo un sueño, no era real, ya que semejante desquicio es sin duda irreal. Algunas pocas llegaban a convencerse que lo que pasaba era genuino, ya que no era la primera vez que lo hacían con ella, por que los dos muchachos nunca recordaban que es lo que hacían, sus mentes se reseteaban al amanecer por lo que podían llegar a hacer el ritual con la misma mujer varias veces.
En cierta ocasión, nos reunimos en esta casa, en donde habitaban Cosa1 y Cosa2, era una noche previa a un feriado patrio, como es de esperarse los muchachos no solo comieron esa noche, si no que tomaron lo suficiente para entrar en el estado en que sus mente se fusionaban, y después de charlas y cuentos, nos dispusimos a salir, para no desperdiciar el tan ansiado feriado.
En la calle las casas se decoraban con banderas de todos los tamaños, como forma de representar ese espíritu nacional, se podría decir que las calles vestían de celeste y blanco. En lo alto de una casa una hermosa bandera colgaba flameante y altiva. Cosa1 diviso la magnífica bandera y en esos desvaríos de borracho, pensó que -linda bandera para llevarme a mi casa-, Cosa2 sintió en lo más profundo de su ser que esa bandera debía ser de Cosa1, sus mentes estaban ligadas. Sin decirse nada Cosa2 se agacho adquiriendo una posición extraña para cualquier espectador  aficionado, pero estaba clarísimo para Cosa1, el cual de un brinco subió a los hombros de su compañero, el cual le proveería la altura necesaria para poder robar aquella bandera. Si caminando normalmente estos individuos se tambaleaban, imaginen a los dos unidos en un cuerpo único, partido por el medio.
Con unos segundos de práctica Cosa1 logra comprender el arte de manejar a Cosa2 retorciendo su cabeza para que este girase o avanzase. Con dificultad entran al jardín de la casa y abalanzándose sobre la bandera la toma en sus manos Cosa1 y ambos aun unidos emprenden el regreso a la vereda, sin percatarse que en la quietud de la noche un guardián miraba anonadado la escena. El guardián era un rottweiler de unos 60kg, que con sus orejas a media asta, observa sin poder creer que tamaños estúpidos realizaran semejante maniobra y que ni siquiera notasen la presencia del can. Los muchachos volvían tambaleándose aun uno arriba del otro, con una sonrisa de satisfacción en sus caras cuando sienten el poderoso ladrido del perro a sus espaldas, en un instante desmontan con una pirueta y giran raudamente sobre su eje, solo para encontrarse de frente con un hocico babeante y coronado de dientes, que gruñía y avanzaba lentamente contra estos. Comenzó la casería y el perro tenía toda la ventaja, en un giro del destino uno de los dos sujetos encuentra una vara, un palo, sin duda se detuvo y rápidamente lo toma del suelo, era  el arma que les salvaría la vida, MIRA MIRA, grito uno al otro, -DAMELO DAMELO, Cosa2 cual valiente guerrero tomo el palo, la escena parecía sacada de una película de Tarzan, Cosa2 sostenía su lanza y realizaba movimientos desafiantes demostrando su poderío, el perro se acercaba ahora más lentamente, había divisado el arma, y el astuto can savía que la cosa ya no era igual, que el estatus cuo de la situación se transfiguro en su contra, ahora podían defenderse, por lo que estudiaba la situación.
Cosa2 ahora en posesión del palo que Cosa1 había encontrado, se acerca al perro, este hace para atrás, sus gruñidos se entrecortan, y cuando todo comenzaba a tornarse negro para el perro Cosa2 grita:

- CHICHO CHICHO, valla busque….

El muy tarado arrojo la vara pensando que el perro iría tras ella a buscarla.
Debo aclarar que ambos salieron vivos, el perro viendo semejante estupidez se dio vuelta y se fue. 


2 comentarios:

  1. Jajaja! Me reí como si fuera la primera vez que escucho la historia! Muy bueno Juanchi!

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