lunes, 12 de mayo de 2014

..De tanto en tanto me gusta pensar que las cosas pasan por azar, aunque pocas veces me lo termino creyendo. Mas bien las cosas suceden por la ley del Karma.
En una charla entre amigos surgió el tema, y yo me sentí inspirado para la oratoria por lo que me puse a disertar sobre este y aquel tema relacionado con el destino, la suerte, el que Dios no juega a los dados, y demás. En esa frenética exposición, la voz de una migo me interrumpe… ¿Qué es el Karma? Y solo se me ocurrió esta anécdota para explicárselo:

No hace muchos días atrás estaba caminando por la calle, cuando pase frente a una casa de donde emanaban increíbles gritos, una discusión tan acalorada y fuera de parámetros que quede perplejo. Como no tenia cosa mejor por hacer, cruce hasta el quiosco que estaba en la esquina, y volví con un refresco de cola muy conocido a sentarme en la vereda del frente de dicha casa para terminar de escuchar el radio teatro; el lector pensara: Que desubicado como se va a poner a escuchar conversaciones ajenas. La verdad si, mal de mi parte, pero, jamás podría haber pagado la entrada a una obra de teatro de semejante calidad, y con el gasto de utilería que tenia aquella puesta de seguro solo se exhibiría para público de noble cuna.
La discusión al parecer era entre Mario y Alberto, una pareja moderna. Por lo que se podía reconocer en la charla Mario era un hombre joven y viril, que no tenía muy en claro si iba o venia, digámoslo de otra forma, aun no se decidía entre almejas y mejillones, en cambio Alberto lo tenía clarísimo, en su particular timbre de voz se notaba que allí no quedaban dudas, ni dudas ni hemorroides, eso seguro.
Alberto le reprochaba el presunto encuentro de Mario con una, y sito textual “puta concha pelada”, mote que me causo por demás gracia, pensé de inmediato: se ve que Albertito no se depila. Dejando esto al margen, la discusión seguía:  Sos una basura, yo que te pago la ropa, comes gratis, H…. de p…. mal agradecido tenes encima un olor a caje… en la boca que volteas. No me podes hacer esto mal pa… de mier… yo hasta te lavo los calzoncillos.
-          Perdóname  Alber, no te quise herir
-          Herir no me herís, me matas, me matas, te di todo de mi
-          Bueno mira Alberto deja de gritar que nos escuchan todos.
-          Que nos escuchen, o tienes miedo que se enteren que me la pones por el…….
-          Basta enfermo, deja de gritar o me voy.
-          Ándate, ándate.
Acto siguiente se escucho la rotura de algo como vidrio, la puerta se abrió, y salió Mario, se subió a su moto y se fue rápidamente.
A mi me quedaba media lata de refresco, por lo que empecé a empinar la lata en tragos mas largos, allí el circo se había terminado y mi diversión con ello. Pero para mi sorpresa la puerta se abrió nuevamente, y con la cara llena de lagrimas salió Alberto, cuando me vio sentado en la vereda de en frente tomándome una lata de refresco y sonriéndome burlonamente, mal entendió la circunstancia y creyó que yo era una ex pareja de Marito que estaba disfrutando de su ruptura, por lo que comenzó a insultarme en colores llamándome Esteban  (para aclarar yo no me llamo Esteban), yo con la boca llena de refresco de cola comencé a tentarme y espasmos subieron por mi garganta haciendo que la gaseosa saliera a raudales por mis fosas nasales, gravísimo error el mío, ya que eso le dio tiempo a Alberto a entrar a buscar el palo de un lampazo roto, con el cual me dibujo una costilla nueva. Me reventó el costado izquierdo con dicho palo, con toda la furia de un amante despechado, juro que solté tres lagrimas de semejante castañazo, apenas me repuse y sin medir palabra alguna me di a la fuga rápidamente ya que Alberto al parecer quería perderme el palo del lampazo por el c…


Eso es el Karma.